miércoles, 8 de mayo de 2013

El Templo del Cielo




En la zona sur de la ciudad de Pekín hay un conjunto arquitectónico realmente incomparable.
Desde la antigüedad, en China se han levantado miles de templos para venerar a los dioses y espíritus pero el Templo del Cielo (Tiān Tan o 天 坛), construido en el siglo XV, es único en el país por su cuidadoso diseño y su grandiosidad. Una verdadera joya de la arquitectura y del paisajismo en Pekín, declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1998. 

Para celebrar sus ceremonias propiciatorias, invocando vientos favorables y oportunas lluvias para  obtener ricas cosechas, así como para implorar la paz en el país, los emperadores de las dinastías Ming y Qing rezaban todos los años ante los dioses de la tierra, del cielo, del sol, la luna, las montañas y los ríos, ofreciendo sus sacrificios al cielo.
Los emperadores chinos, considerados “hijos del cielo”, gobernaban y administraban siempre a su pueblo, por lo que estas ceremonias eran un privilegio exclusivo y ningún cortesano podía disfrutarlas.

El Templo del Cielo representa una concepción cosmogónica de la arquitectura, expresando la gran importancia que el cielo tuvo en la evolución de la civilización china.
Son especialmente curiosos los fenómenos acústicos que tienen lugar en distintas partes del conjunto, llenos de simbología sobre el cielo y la tierra.

En el recinto hay más de 60.000 variedades de árboles entre los que destacan el árbol abuelo, con más de 500 años de edad, el ginkgo y el ciprés de los nueve dragones, con ramas como dragones serpenteantes entre sí, sauces llorones... una maravilla de jardines y bosques de antiguos pinos. 

Zoe Xiu Lin, mi hermoso bosque de la vida, ¡qué preciosa es tu tierra!

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