martes, 18 de junio de 2013

Jardines


Qué distintos parecen a primera vista un jardín oriental y otro mediterráneo...

El jardín chino es un cosmos en miniatura que reproduce una naturaleza ideal, simbolizando el paraíso en el mundo. De este modo, es un refugio para la meditación, de acuerdo con los valores del confucianismo.
Tienen una tradición milenaria pero alcanzaron su esplendor durante los imperios de las dinastías Ming y Quing, a partir del siglo XIV.
El agua y la montaña, recreada con piedras, son los elementos esenciales del jardín chino.
El sauce llorón, el bambú y la flor de loto son los elementos vegetales más habituales.

Frente a él, un jardín mediterráneo trae el perfume de las naranjas al comienzo del verano, tomates frescos de ramillete, menta y romero.
El sol atraviesa las hojas de los olivos y los pinos, que rezuman su resina en lentas gotas.

Muchos son los artistas, tanto orientales como occidentales, que han intentado recrear en su obra el ambiente único de un jardín.

Un ejemplo es Jardí Tancat, una coreografía de Nacho Duato con música de María del Mar Bonet
Fue estrenada en diciembre de 1983 por el Nederlands Dans Theater II en el Schouwbung Het Park de Hoorn y por la Compañía Nacional de Danza en el Teatro Albéniz de Madrid en abril de 1992.

Está formada por cantos populares de trabajo en la tierra, como la Cançó de collir olives, la Cançó d’ esterrossar o la Tornada de treure aigo; y también  por temas propios de María del Mar Bonet, como Fora des sembrat y Cançó de na Ruixa Mantells, con texto de Costa i Llovera.

Como explica la propia Bonet, “sabía que mis canciones nacían con ritmo, pero cuando lo percibí de verdad fue el día que Nacho Duato las bailó”. Cuando vi la primera coreografía, Jardí tancat, me emocioné: él les había dado otra vida, eran independientes y a la vez estaban ligadas a mí, pero con un nuevo latido, un camino diferente. En Jardí tancat hay una cosa que me tiene realmente fascinada, y es el tratamiento de las canciones de trabajo de Mallorca que yo canto “a capella”: son cantos que forman parte de nuestra tradición mallorquina más antigua, pero que ya ha cambiado mucho. Quedan pocos rincones en el campo de Mallorca en los que se conserven las tareas del ámbito de los payeses como eran no hace más de cuarenta o cincuenta años. La primera vez que las vi coreografiadas, las bailaba Catherine Allard. (...) Desde que la vi bailar en la compañía del Nederlands Dans Theater, supe que ella entendía perfectamente y en toda su profundidad todo lo que contienen los cantos de trabajo de Mallorca, la pasión, la alegría y el dolor que manifiestan."

Hace unos años tuve la suerte de asistir a su representación en el Teatro Principal de Alicante.

Espero, Zoe, que te guste tanto como a mí.

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