Esta sonrisa radiante pertenece a Sara Xiamei y así la pienso siempre, guapísima y feliz.
Zoe, cuando conozcas a Sara, te va a pasar como a papá, a tus hermanos y a mí: simplemente, no vas a poder apartar la mirada de ella...
Zoe, cuando conozcas a Sara, te va a pasar como a papá, a tus hermanos y a mí: simplemente, no vas a poder apartar la mirada de ella...
Hoy quiero dedicarle esta entrada porque este curso se ha esforzado mucho con sus estudios y actividades y eso merece un aplauso y un descanso que muy pronto traerán las vacaciones.
Mañana, 14 de junio, la Compañía Nacional de Danza presenta en el Teatro de la Zarzuela de Madrid un programa que tiene como hilo conductor a las zapatillas de punta, un elemento estilístico vinculado al ballet clásico, que ha terminado por ser emblema de la danza en general.
Pero no son sólo un símbolo y herramienta imprescindible en los ballets de repertorio, sino que actualmente muchos coreógrafos contemporáneos han desarrollado nuevos lenguajes que juegan con las posibilidades técnicas que les ofrecen las puntas a las bailarinas.
Tres Preludios, de Ben Stevenson, es un ejemplo. Con un lenguaje académico, nos acerca al trabajo diario de los bailarines, pues la pieza nos cuenta una clase de ballet.
En una de las tres partes en que se divide la coreografía, una pareja se deja llevar por la música de Rachmaninoff.
Sara, mientras te haga feliz, nunca dejes de bailar.
Y, sobre todo, nunca dejes de soñar.
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