Hoy es el cumpleaños de mi abuelo Pedro, mi querido yayo Peri.
El mes que viene se cumplen veinte años de su muerte, hoy hubiese cumplido 102.
Esta fotografía me encanta y, a pesar de que el original está muy deteriorado, gracias a mi querida Mercedes y su habilidad con Photoshop, luce perfecta.
Zoe, algún día te contaré muchas anécdotas de mi infancia, ratos divertidos que vivimos juntos y que él contó a mis padres como un abuelo orgulloso de su nieta.
Las guardo como un tesoro en mi memoria y muchas veces las recordamos en familia.
Además de destacar por el rigor y dedicación a su trabajo como maestro (desempeñó durante muchos años el cargo de director de la escuela y otras actividades relacionadas con la docencia) y por su brillante sentido del humor (su repertorio de chistes era realmente inagotable), todo el que lo conocía lo quería.
Tengo un vívido recuerdo de una tarde en la casa de Almadén en la que él y mi padre nos grabaron a Sonia y a mí cantando nuestras canciones preferidas.
Y del cariño con el que cuidaba de sus pajaritos, poniéndoles cañamones y trocitos del bizcocho que la yaya Lucy guardaba en la alacena del salón.
El aroma de esa alacena era realmente delicioso, increíble, y evoca en mí esos recuerdos, llevándome a aquellos días como por arte de magia.
Hoy me emociono recordándolo.
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