miércoles, 3 de abril de 2013

El mar de la China

  

Durante el curso 2004/05 trabajé en el IES San Isidoro de Sevilla de Madrid.
Allí nos conocimos tu padre y yo.

Entre mis alumnas favoritas estaba Carmen Albacete, la hija del pintor Alfonso Albacete y tuve la oportunidad de conocerlo personalmente y asistir a algunas exposiciones de su obra.

Concretamente, en mayo de 2005 tuvo lugar en la galería Egam una exposición conmemorativa de los treinta años de la primera realizada allí, titulada El mar de la China.
La pieza estrella era un políptico de más de diez metros de largo por dos de alto en el que el autor concentraba sus impresiones desde la ventanilla de un avión.



En el Mar de la China Meridional se extiende un largo estrecho marítimo refugio y asiento de una gran población flotante, tan numerosa que podría confundirse (al contemplarlo desde el cielo) con la principal avenida de cualquier bulliciosa ciudad.
Hace años lo pude ver durante unos minutos a través de una rayada ventanilla de avión volando entre dos luces, a la vuelta de una larga estancia en Indonesia. De un lado cerrada ya la noche, los miles de barcos o casas o cosas flotantes reflejaban sus luces artificiales en la oscuridad de un mar confundido con el cielo (sin mediar horizonte) del otro, la debilitada luz del crepúsculo se extendía sobre el agua con dificultad chocando con barcos, basuras y pequeños islotes. Hacia el centro, el mismo mar, aquí transparente, dejaba ver su fondo, de aspecto misterioso y complejo...
Alfonso Albacete
Mayo 2005




Me gustó tanto que guardé como oro en paño un desplegable con una reproducción a pequeña escala de la obra que nos regalaron.

Ahora tiene su lugar en la habitación de los niños, que pronto será también la de Zoe. 

¿Quién iba a decirme que era el mar que baña tu tierra?




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