El viernes pasado J y yo asistimos a una de las representaciones de Romeo y Julieta interpretada por la Compañía Nacional de Danza en el Teatro Real.
Es muy difícil expresar lo que te hace sentir en vivo una obra de este calibre: la increíble música de Prokófiev, con una acústica transparente, cristalina, como si te encontraras en el mismísimo centro del foso de la orquesta...
La coreografía de Goyo Montero, moderna, acrobática en muchos momentos corales, y tierna y sublime en los solos y dúos. Espléndida.
Zoe, amo la danza y espero compartir contigo muchos momentos como éste.
No es, ni de lejos, lo mismo (entre otros muchos motivos porque tuvimos la enorme suerte de asistir a una de las funciones en las que el papel de Julieta era interpretado por la bailarina Kayoko Everhart y verla una vez más fue un lujo), pero estos dos vídeos ayudan a imaginar un poquito lo que vimos y con lo que tantas veces me emocioné hasta las lágrimas.
Casi dos décadas después de Romeo y Julieta, Shakespeare volvió a escribir sobre la materia de los sueños en el acto IV de La Tempestad.
Our revels now are ended. These our actors,
As I foretold you, were all spirits and
Are melted into air, into thin air:
And, like the baseless fabric of this vision,
The cloud-capp’d towers, the gorgeous palaces,
The solemn temples, the great globe itself,
Ye all which it inherit, shall dissolve
And, like this insubstantial pageant faded,
Leave not a rack behind. We are such stuff
As dreams are made on, and our little life
Is rounded with a sleep.
As I foretold you, were all spirits and
Are melted into air, into thin air:
And, like the baseless fabric of this vision,
The cloud-capp’d towers, the gorgeous palaces,
The solemn temples, the great globe itself,
Ye all which it inherit, shall dissolve
And, like this insubstantial pageant faded,
Leave not a rack behind. We are such stuff
As dreams are made on, and our little life
Is rounded with a sleep.
Nuestra fiesta ha terminado. Los actores,
Como ya te dije, eran espíritus y
Se han disuelto en aire, en aire leve:
Y, cual la obra sin cimientos de esta fantasía,
Las torres coronadas de nubes, los regios palacios,
Los templos solemnes, el inmenso mundo
Y cuantos lo hereden, todo se disipará
E, igual que se ha esfumado mi etérea función,
No quedará ni polvo. Somos de la misma sustancia
Que los sueños, y nuestra breve vida
Culmina en un dormir.
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