martes, 30 de julio de 2013

Besos y abrazos


Desde que llegamos a casa tanto tu padre como yo hemos procurado favorecer tu adaptación a tu nueva vida.

Siguiendo las recomendaciones de los profesionales y el sentido común, hemos intentado estar los cinco lo más tranquilos que ha sido posible.

Hemos limitado casi a cero las visitas en casa, con la intención de que tuvieras claro quiénes formamos el núcleo familiar y que pudieras vincularte con nosotros.

Lógicamente hay muchas personas, tanto familia como amigos, que estaban y están deseando conocerte (y nosotros que las conozcas), que nos han acompañado a lo largo del duro camino de la espera y que te quieren ya tanto como a nosotros.

Puesto que todo tu mundo ha cambiado de la noche a la mañana, estamos procurando introducir en tu vida a nuestros familiares y amigos poco a poco y con cuidado.

Espaciar los encuentros, para que puedas diferenciar a las personas, darte tiempo para que seas tú quien te acerques a los demás cuando sientas confianza, estar en un ambiente tranquilo y relajado.

Ya anticipas y disfrutas las rutinas (desayuno, juego, comida, siesta, paseo, baño, cena...) y convives relajadamente en una casa con música y con dos niños de 5 y 3 años, tus hermanos, por lo que nos ha parecido prudente empezar a presentarte de forma dosificada a nuestra gente, tu gente, Zoe.
Con muy pocas personas toleras estar en brazos, si no es con nosotros (Bruno y Ariel también te cogen y no protestas), entre ellas están Sergio, Gema, Sara y también tu abuela Adela, con los que pasaste un rato en sus brazos. 

Y ya vas dando besitos cuando coges confianza. Eres muy dulce y cariñosa.

También intentamos que te sientas querida y valorada, única para nosotros, del mismo modo que tus hermanos. Espero que sientas en cada fibra de tu ser esa exclusividad, ese amor incondicional, que probablemente no has tenido hasta ahora. 
Para nosotros es tan fácil quererte...



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