Un hilo rojo invisible
conecta a aquellos
que están destinados a encontrarse,
a pesar del tiempo, del lugar,
a pesar de las circunstancias…
El hilo puede tensarse o enredarse,
pero nunca podrá romperse.
Según una leyenda oriental, hace muchísimo tiempo un emperador de China murió y dejó a su joven
heredero como nuevo gobernante. Este nuevo emperador era muy impetuoso y por medio
de sus allegados se enteró de que en una de las provincias de su reino vivía
una bruja muy poderosa que tenía la capacidad de ver el hilo rojo del
destino y la mandó traer a su presencia.
Cuando
esta poderosa bruja llegó, el joven emperador le ordenó que buscara el otro
extremo del hilo que llevaba atado al meñique y lo llevara ante la que sería su
esposa; la bruja accedió a esta petición y comenzó a seguir y seguir el hilo,
seguida muy de cerca por el joven emperador y su corte. Esta búsqueda los llevo
hasta un mercado donde una pobre campesina con una niña en los brazos ofrecía
sus productos.
Al
llegar hasta donde estaba esta campesina, se detuvo frente a ella, la invitó a
ponerse de pie e hizo que el joven emperador se acercara, diciéndole: “Aquí
termina tu Hilo rojo del Destino”. Al escuchar esto, el joven y orgulloso
emperador enfureció creyendo que todo era una burla de la bruja, empujó a la
campesina que aún llevaba a su pequeña en los brazos y la hizo caer provocando
que la niña se hiciera una gran herida en la frente. Ordenó a sus guardias que
detuvieran a la bruja y le cortaran la cabeza por burlarse de esa manera de él.
El emperador muy molesto regresó a su palacio y luego de un tiempo olvidó todo
este asunto.
Muchos
años después, llegó el momento en que este emperador debía casarse y para este
fin, su corte le recomendó que lo mejor era que desposara a la hija de un
general muy poderoso de su ejército pues esto daría estabilidad a su reino.
Esta idea no le pareció nada mal al emperador pues sabía que este general era
muy querido y respetado por todo su pueblo y además su hija tenía fama de ser muy joven y hermosa.
Llego el día de la boda y el momento de ver por
primera vez la cara de su esposa, la cual entró al templo con un hermoso
vestido y un velo que la cubría totalmente.
Al
llegar hasta el altar, el emperador levantó el velo y vio por primera
vez un bellísimo rostro…. con una cicatriz muy peculiar en la frente.
Según esta
leyenda originaria de China, todas las personas que están destinadas a encontrarse, se encuentran unidas por un hilo rojo atado a su
dedo meñique…. y tarde o temprano se encontrarán.
No
solo se refiere a nuestra pareja, sino también a todas las personas que nos
acompañarán a lo largo de nuestra vida.
que bello relato!!!
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