Fotografía: Yuanyuan Xie |
Hace bastante tiempo que no hago propósitos de año nuevo pero hubo una época que hacía muchos y, claro, no llegaba ni a final de enero sin haber tirado la toalla.
No he vuelto a planteármelo hasta hace poco, después de leer sobre el bambú chino (espectaculares bosques cuya visión deja sin aliento) y su peculiar proceso de crecimiento.
Más de cinco años de desarrollo subterráneo (en todas direcciones), sin nada en la superficie que haga pensar que algo está germinando. Y, entonces, emerge del suelo alcanzando en mes y medio más de veinte metros de altura.
La naturaleza nos da lecciones como ésta: paciencia, fuerza y determinación para no abandonar ante la (maldita) incertidumbre y seguir luchando por alcanzar las metas, las ilusiones, los sueños...
Si miro hacia atrás no puedo creer que se hayan cumplido tantos.
Lo cierto es que pocas cosas que valgan la pena se consiguen de forma rápida o en el preciso momento en que nosotros lo deseamos. Muchas se hacen esperar.
Ahora me propongo intentar no mirar demasiado hacia delante, algo realmente difícil para mí, y vivir este momento.
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